<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d21314927\x26blogName\x3dHistorias+en+la+nada\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLUE\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://nonamed30.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_ES\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://nonamed30.blogspot.com/\x26vt\x3d-6767049391055223862', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

Historias en la nada

lunes, octubre 23, 2006

De sapos y sirenas

Sirenas que se ahogaron, sapos que murieron y príncipes que nunca lo fueron.
El cuento de hadas no terminó como en las películas. Nosotros elegimos el final. Un final con letras grandes, donde todos los personajes se quedaron dentro del cuento.
Y ahora cuando intento abrir el cuento y volver a leerlo un nudo se atraviesa en mi garganta, pero ahora ya sé respirar. Incluso en los peores momentos, ya sé respirar.
Y doce 23 han pasado ya desde aquel día. Y otros doce pasarán y nadie podrá dar marcha atrás en el trayecto. Pero siempre quedará un recuerdo grabado en mi mente que me habrá enseñado que el rey nunca es rey de todo, ni siquiera de él mismo y de su situación. Y que la reina siempre es más valiosa que él mismo.
No más sirenas. No más sapos. No más cuentos de hadas.
¿Felicidades?

;-)

martes, octubre 17, 2006

Hasta el amanecer

Quédate a dormir. Quiero compartir esta noche contigo y amanecer abrazados, donde el sol y la luna se cruzan para dar paso a un nuevo día.
Riega mis labios con tus labios, mi boca con tu boca y déjame ver de nuevo el brillo de tus ojos luciendo con tu sonrisa angelical.
Quiero despertar a tu lado y que seques el sudor que produce mis pesadillas. Y que la próxima vez la pesadilla se convierta en un dulce sueño con princesas y ríos de dulce miel. Sé la sombra que cobija el malestar de una mala función. Y convierte los momentos de incertidumbre en años de locura.
Y que la caja de música siga sonando sin miedo a quedarse sin cuerda y que la que suena sea la melodía que recuerde este tren en el que viajamos sin rumbo concreto, hacia ningún lugar, sin dinero, pero juntos, de la mano, dejando atrás una escena circense.
Ahora duermo entre tus brazos y no despertaré hasta el amanecer.