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Historias en la nada

lunes, febrero 20, 2006

Una tregua

Cuando el agua se convierte en hielo, cuando el pez grande se come al pez chico, cuando el día se acaba para dar paso a la noche me gustaría formar una tregua con el diablo. Que me besara como besa un padre, y me acunara entre sus brazos. Una tregua para que me dejara respirar por un momento y poder ver qué tengo delante y olvidarme de lo que tengo detrás. O simplemente para que me hiciera dormir y no despertar durante un tiempo. Desconectar del mundo y permanecer en un letargo temporal, donde nada ni nadie importe. Quiero su mano. La mano de la sabiduría, una mano que me aconseje sobre qué debo hacer, pero que me deje libertad de movimientos. Jugar sin reglas pero con una meta. Una meta que pueda alcanzar yo solo. Y una vez alcanzada gritar al cielo que depende del infierno. Que allí es donde verdaderamente está la realidad. Y que si queremos alcanzar ese cielo, deberemos detenernos a contemplar el infierno durante unos instantes.

martes, febrero 14, 2006

La misma esquina

Allí estaba ella otra vez. Podía notar su perfume y el sonido de sus tacones sobre la acera. Notaba como se acercaba a él como cada martes. Como se acercaba a su esquina. A la misma esquina desde hacía 4 meses. Sus gafas negras y su bastón blanco eran una barrera difícil de franquear. Jamás se fijaría en él.

Estaba pasando junto a él, podía notar el contoneo de sus caderas, como el viento jugaba con su pelo, oler el humo de su Ducados, pero no se atrevería a decirla nada. Él se conformaba con eso.

Ya se iba. Sus formas, olores y sonidos se alejaban hasta el próximo martes. Allí la seguiría esperando una semana más.

10 segundos en los que él conseguía tenerla entre sus brazos.

4 meses y no sabía su nombre.

miércoles, febrero 01, 2006

Tengo Miedo

Miedo a que un día me traiciones, a que un día me traicione yo mismo. Miedo a que un día no consiga sonreir, a ser un despojo, un recuerdo. Temo al odio y a los que odian. Miedo a decir "te quiero" y a que ese "te quiero" caiga en saco roto. Miedo a las promesas que nunca se cumpliran. Temo quedarme un día en blanco, sin nada por lo que luchar y por lo que sufrir. Miedo a la religión, a la política, al poder, a la tecnología, a ese que se cruza todos los días en mi camino y no me mira porque no me ve. Miedo al paso del tiempo, y más al paso del tiempo perdido. Miedo a la palabra ADIOS y a la palabra FIN.
No temo a la soledad, temo al abandono.

... ¿y tú qué temes? ¿De qué tienes miedo?